Los pies de la memoria (real o inventada)

A, 17 de abril: La Tierra antes de la existencia del ser humano.
B, 24 de abril: La Tierra después del ser humano.
A, 1 de mayo: Rosas de piedra.
B, 8 de mayo: El don de la ignorancia.
A, 15 de mayo: Perdidos en un cuento.
B, 22 de mayo: Los lunes.
A, 29 de mayo: Llegas tarde a tu tiempo.
B, 5 de junio: Nunca estuve aquí.

lunes, 15 de junio de 2009

Así se llamaba una obra literaria de un autor francés que leímos un amigo mío y yo. Pasábamos las tardes muertas en el salón tumbados, mientras él leía libros, yo me lo imaginaba y luego nos cambiábamos. Luego, yo le decía a él como me lo había imaginado y él a mí me decía como se lo había imaginado él. Nos lo pasábamos bien, nos divertíamos y cuando nos queríamos dar cuenta ya estaba tocando a la puerta su madre trayéndonos la merienda. Había días que hasta me quedaba dormido por la noche allí, imaginando cómo eran las vidas de los protagonistas.
Un día vimos en una estantería un libro de poemas, en el que estaba éste y nos gustó mucho. Será de los pocos poemas que recordemos toda nuestra vida porque según le estábamos leyendo, vimos en el campo un chico corriendo y de repente desapareció.
A los pocos días decían en el pueblo que se cayó en un pozo, pero lo bueno es que no le volvimos a ver porque se mudó de ciudad.

domingo, 14 de junio de 2009

Perdidos en un cuento



  
  Era una hermosa tarde de verano en la que María, Marcos y yo estábamos paseando por la ciudad. Realmente no teníamos nada que hacer. María dijo que le apetecía ir a algún museo. Y Marcos y yo aceptamos su propuesta. Íbamos por el Paseo del Prado y aprovechamos que había una nueva exposición de Joaquín Sorollapara entrar en el Museo del Prado. En uno de los primeros cuadros que vimos nos sucedió algo extraordinario. Era El Estudio. Un cuadro precioso en el que, a su vez, aparecen otros cuadros del mismo pintor. 

  Al ir a ver el cuadro, había tal cantidad de gente que decidimos dejarlo para el final de nuestra visita. Entre ese cúmulo de visitantes había una pareja especial. Era una pareja de mujeres vestidas con ropajes extraños, antiguos... La más vieja, llevaba un vestido totalmente negro, con un pañuelo también negro tapando su cabello. A su lado estaba la otra muchacha con un vestido color azul, un mantón color crema con insípidos motivos decorativos del color de su propio vestido que la tapaba los brazos, y también llevaba un pañuelo en la cabeza que permitía que se le viese la cara. Una cara que expresaba la mayor sensación de tristeza y agotamiento que jamás habíamos visto. 

  Marcos, María y yo nos quedamos mirándolas durante unos minutos. Ellas parecía que en ese cuadro veían algo más de lo que veía el resto de la gente, sentimientos que el cuadro transmitía pero que sólo eran perceptibles para unas pocas personas con ciertas cualidades. Aquellas dos mujeres eran esas personas con cualidades muy especiales.

  Mientras que veíamos el resto de la exposición, yo no podía dejar de pensar en esas dos mujeres. Desde luego llamaban la atención por su indumentaria. Y su imagen se me quedó revoloteando por mis pensamientos. 

  Prácticamente en el final de la exposición vimos algo que nos dejó atónitos. Llegamos a un cuadro que se llama Trata de blancas donde aparecen cinco mujeres sentadas en bancos de madera. Se las ve exhaustas. Tanto que cuatro de esas cinco están dormidas. Solo una de ellas está despierta. Y es precisamente ella, la vieja de luto es la que está despierta, y a su lado se encuentra la muchacha del vestido azul.   


                                        

  Al darnos cuenta del suceso, salimos corriendo hacia la entrada de la exposición donde se encontraba el cuadro de El Estudio con sus espectadoras. No nos pusimos de acuerdo para ir a buscarlas, de hecho no dijimos ni una sola palabra. Supongo que llevábamos un tiempo, desde que las habíamos visto, en el que ninguno de los tres podíamos dejar de pensar en ellas.

  Cuando llegamos al cuadro estaba totalmente solo. Ni una sola persona mirando el cuadro, y mucho menos aquellas dos mujeres. Marcos, María y yo, al llegar y llegar a tal decepción, respiramos, agachamos la cabeza y nos fuimos lentamente del museo.

  Si las hubiésemos encontrado, realmente confieso que no sé qué podríamos haber hecho. Ni cuál habría sido nuestra reacción al encontrar nuestro objetivo.
      
Estando un día sentado en la terraza leyendo La cabaña del barrio, me caí a un hueco al hacerse una grieta en el suelo. Me dí un buen susto y no pude seguir leyendo, puesto que se me cayó y se mojó.
Al día siguiente fuí a comprar el mismo libro, porque sentía la necesidad de terminar de leerle, y no le volví a encontrar. No me lo podía creer, era como si estuviera perdido en el cuento, porque al personaje del libro le pasaba algo igual. Para mí era como algo raro pero grande lo que me estaba pasando, porque el protagonista del cuento se había convertido en algo parecido a mi ídolo pero estaba algo incómodo porque me iba a quedar con la intriga de qué iba a pasar al final.
Pasadas ya unas semanas me encontré por la calle con una chica que estaba leyendo el libro que yo bucaba! No me lo podía creer nos hicimos muy amigos y terminé de leer el libro gracias a que me le dejó ella. El libro tenía un final muy raro que nunca entendí pero valió la pena leerle.

sábado, 13 de junio de 2009

Nunca estuve aquí

El tiempo pasa y no sabes como pasa de deprisa hasta que no te das cuenta de que ya te has hecho mayor, que tienes hecha una familia y que todo lo que tenías que vivir lo has vivido.
Es doloroso ver como a las personas que más quieres se van haciendo mayor y tú con ellas, no solo en el aspecto físico si no también en el mental; que tengas que sufrir de esa manera porque es doloroso ver como llora de desconsuelo alguien y tú con ella.
Tener que luchar, no solo por ti, si no también por tu otra parte de ti.
Momentos duros y amargos recuerdo, noches de amarguras y desconsuelos, intentar fingir que no pasa nada, pero que realmente esta pasando.
Cómo oír a ese ser querido decirte que no sabe quien eres y tú recordarle momentos felices y bonitos junto a el o ella y ponerse a llorar y decirte que eso es mentira que no sabe quien eres y que no recuerda esos momentos, tu insistes e insistes y nada todo es en vano. Se te cae una lágrima y recuerdas unos de los momentos más maravillosos que le pasado a esa persona, pero no sirve para nada porque empieza a gritar llorando: ¡nunca he estado allí! ¡Nunca he estado allí! No mientas no me hagas creer cosas que no son.
Pero que tu realmente si que sabes que es así.
Es la última palabra que ha dicho (nunca estuve allí) y nunca mas lo estara….

viernes, 12 de junio de 2009

-Las rosas son plantas muy bonitas, y nose por qué, siempre van ligadas con lo romántico y lo amoroso. Las rosas parece que estén hechas de algún material suave y llamativo, pero...¿alguien se ha imaginado alguna vez que las rosas estuvieran hechas de piedra? Pues bien, en la V Feria del modernismo, que este año se ha trasladado a Valencia hemos averiguado que sí, que hay rosas de piedra.
El científico francés Thomas Montebleu ha diseñado éstas hermosas y llamativas rosas de piedra, que por su parte, parece hasta poner caritas a la gente que va a observarlas.
No menos modernas son éstas sillas de fibra de carbono, diseñadas por la marca Ilusum, que llevan incorporadas pequeñas ruedas de caucho y cinturones de seguridad...¡Sí, como lo oyen! Ya hasta las sillas más modernas tienen cinturones Jose!
-Pero bueno Marga, o sea es íncreíble, ¿no?, que hasta las sillas lleven cinturones de seguridad!
-Sí...bueno ya lo ves, parece que es mejor prevenir los accidentes en caídas de sillas!
Pues esto es todo aquí en la V Feria del modernismo.
Marga Díaz para Telediario de la 8.
-Muchas gracias Marga.
-Venga Jose a ver si te animas a venir por aquí!
-Sí, jejeje lo intentaré este fin de semana. Hasta luego.
-Adiós Jose.

Llegas tarde a tu tiempo.

En un mundo legendario donde lo fantastico es real y viceversa, un hombre de extraña apariencia me llamó, no se por que motivo; Me pareció tan extraño que me hice la tonta y me fui.
Al cabo de un rato, pensando, me dí cuenta de que alomejor el hombre necesitaba ayuda pero nose, me dio un escalofrío al verle y no pude acercarme a el aunque quisiera.
Al dia siguiente lo paseando solo por un camino de tierra, no se a donde iría y la verdad tampoco me interesaba mocho asique lo dejé estar y me fui.
Pasaban los días y al hombre no lo veia por ninguna parte, una parte de mi estaba preocupada porque en el fondo me importaba un poco; Pasaron dos días más y al no verle decidí ir a buscarle por aquel camino de tierra en el que un día lo paseando.
A lo lejos una pequeña casa con una puerta de madera roida, la abrí lentamente y no me creía lo que estaba viendo, era otro mundo completamente distinto al mio, era maravilloso, inexplicable, no me lo creia; De pronto al hombre, se me acerco y me dijo:
-No tengas miedo, pasa, este secreto lo sabemos solo tu y yo, confio en ti.
No sabia que decirle, asique en silencio entré y disfrute del paisaje.
Desde ese día intento ir todas las veces que puedo, por cierto, el hombre se llamaba Santiago.































































































































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jueves, 11 de junio de 2009

Perdidos en un cuento

La historia de mi amiga Patricia que me contó el pasado verano trataba de una niña a la que le encantaba leer cuentos de mucho misterio ya que soló narraban desapariciones que se habían producido en la realidad .
Uno de esos libros contaba el hecho que se produjo hace 30 años en un castillo semidestruido situado en la cima de una montaña.
Los niños de un pueblo cercano les gustaba ir a visitar el castillo para revelar los secretos que esconde .
Todo iba normal asta que cada semana empezaron a desaparecer niño tras niño , empezaron a investigar los sucesos ocurridos , asta que un día una mujer pasó cerca del castillo y escuchó unos ruidos extraños que procedían del interior ; Al asustarse fue lo mas rápido posible al pueblo a informar de lo que había oído y rápidamente organizaron una salida hacia el castillo .
Al llegar allí vieron como se habría la puerta lentamente , el policía del pueblo se asomó y vio a una persona sentada en una silla con una copa de vino en la mano .
Se sorprendió y pregunto por los niños y dijo :
-Llegáis tarde.

Perdidos en un cuento

Rosas de piedra

Curioso título que leí en el periódico en la sección de actualidad.
Me llamó tanto la atención que me compré el periódico para poder leerlo en el descanso que tengo en el trabajo, así, mientras, me relajaba un poco. Trataba de una clase de flor de unos 15 cm, morado, que nunca se abría, se mantenía en la forma de capullo, era preciosa, la persona que le descubrió, un científico alemán estaba haciendo una expedición en el Amazonas para recoger muestras de los distintos tipos de arboles. Cuenta una pequeña anécdota que le sucedió de camino al campo base:
Estaba bajando de un árbol sujeto por una pequeña cuerda cuando, derrepente, un mono se me lanzó encima y no pude hacer nada por quitarmelo de encima, me dió un gran susto y es que llevaba el móvil colgando del cuello y al reflejarse con el sol pensaría que era algún bicho. Cuando lo conté ya al llegar a mi casa todos se rieron de mi!.
La llamó Purple Estone por el curioso hallazgo de que brotan de las piedras .
Se llevó unas cuantas muestras y todavía sigue investigando.
Espero que se hagan más investigaciones para resolver el "enigma"

lunes, 8 de junio de 2009

Llegas tarde a tu tiempo

Un día de verano estábamos mis amigos y yo participamos en una carrera de mountainbike por las montañas de Villarejo del valle. El recorrido era de 25 kilómetros y era muy dura la prueba. La salida se dio a las 9:30h de la mañana en la plaza de Villarejo, y salimos 150 corredores de todas las partes de España. El primer tramo era muy duro pero yo aguanté y le hice en pocas horas pero cuando estábamos bajando por un tramo, vi que se cayó un corredor asturiano y paré a ayudarle y a llamar al coche médico. Poco después me alcanzaron mis amigos y me preguntaron lo que había ocurrido y yo les dije que se había caído un corredor. Poco después llegó el coche médico y le montó dentro para curarle las heridas y yo seguí la carrera. Después de unos 5 kilómetros mas adelante alcancé a mis amigos y les adelanté de un esprint. La interrupción esa me hizo llegar 4,5 minutos mas atrasado por el segundo sector pero ahora tocaba un descenso y eso a mi se me da muy bien. Cuando llegué al tercer sector me dijeron que iba el segundo y que había pasado a 30 segundos del primero, pero ya sólo quedaban 2 kilómetros para la meta cuando vi a lo lejos al primer corredor lo que me hizo hacer un esprint para ver si le alcanzaba y cuando estábamos entrando ya a la linea de meta el paró el esprint por el cansancio y yo le adelanté a 10 metros de la meta y gané la carrera. Mis amigos llegaron entre el 50º y 70º pero estaban orgullosos de haber terminado la prueba. Al llegar todos los corredores procedieron a la entrega de trofeos y medallas y cuando me iba a bajar del podium dijeron por la megafonía que volviera a subir para darme la medalla a la deportividad por haber ayudado a aquel corredor. Al final nos invitaron a todos los corredores a comer paella y después nos fuimos a descansar a casa.

Nunca estuve aqui


Una tarde de agosto nos dirigíamos a las piscinas naturales, estuvimos bañándonos toda la tarde cuando fue de noche decidimos volver pero en el camino salió un hombre con intenciones de matarnos, cogí un palo y le golpeé hasta que se quedo sin sentido, no me lo podía creer sin embargo yo me sentía aliviado porque de no ser a si nos hubiera matado a todos.
La solución no era contárselo a la policía si no guardar el secreto lo mejor posible y deshacernos del cadáver. Cogimos unas palas e hicimos un agujero y allí le enterramos y no volvimos a saber nunca mas de él. La policía organizó búsquedas y tareas de rescate pero sin encontrar ningún resultado. Después de cinco años un detective secreto cogió a uno de mis amigos y a base de torturas confesó el asesinato porque las pruebas le implicaban a él y yo quedaba libre de todas. Él le dijo que se resbalo y calló al río y por miedo a que nos implicaran escondimos el cuerpo.
Cuando nos interrogaron la primera palabra que salio de mi boca al preguntarnos que si habíamos estado presentes fue: ¡nunca! Luego me torturaron y confesé.
Cada vez que paso por aquel lugar para ir a las piscinas pienso en mi interior que yo nunca estuve aquí presenciando ese acto de esa manera puedo vivir sin que la muerte de aquel hombre me atemorice y se aparezca en mi vida sin pleno aviso.

domingo, 7 de junio de 2009

Perdidos en un cuento


  
  Era una hermosa tarde de verano en la que María, Marcos y yo estábamos paseando por la ciudad. Realmente no teníamos nada que hacer. María dijo que le apetecía ir a algún museo. Y Marcos y yo aceptamos su propuesta. Íbamos por el Paseo del Prado y aprovechamos que había una nueva exposición de Joaquín Sorolla para entrar en el Museo del Prado. En uno de los primeros cuadros que vimos nos sucedió algo extraordinario. Era El Estudio. Un cuadro precioso en el que, a su vez, aparecen otros cuadros del mismo pintor. 

  Al ir a ver el cuadro, había tal cantidad de gente que decidimos dejarlo para el final de nuestra visita. Entre ese cúmulo de visitantes había una pareja especial. Era una pareja de mujeres vestidas con ropajes extraños, antiguos... La más vieja, llevaba un vestido totalmente negro, con un pañuelo también negro tapando su cabello. A su lado estaba la otra muchacha con un vestido color azul, un mantón color crema con insípidos motivos decorativos del color de su propio vestido que la tapaba los brazos, y también llevaba un pañuelo en la cabeza que permitía que se le viese la cara. Una cara que expresaba la mayor sensación de tristeza y agotamiento que jamás habíamos visto. 

  Marcos, María y yo nos quedamos mirándolas durante unos minutos. Ellas parecía que en ese cuadro veían algo más de lo que veía el resto de la gente, sentimientos que el cuadro transmitía pero que sólo eran perceptibles para unas pocas personas con ciertas cualidades. Aquellas dos mujeres eran esas personas con cualidades muy especiales.

  Mientras que veíamos el resto de la exposición, yo no podía dejar de pensar en esas dos mujeres. Desde luego llamaban la atención por su indumentaria. Y su imagen se me quedó revoloteando por mis pensamientos. 

  Prácticamente en el final de la exposición vimos algo que nos dejó atónitos. Llegamos a un cuadro que se llama Trata de blancas donde aparecen cinco mujeres sentadas en bancos de madera. Se las ve exhaustas. Tanto que cuatro de esas cinco están dormidas. Solo una de ellas está despierta. Y es precisamente ella, la vieja de luto es la que está despierta, y a su lado se encuentra la muchacha del vestido azul.   


                                        

  Al darnos cuenta del suceso, salimos corriendo hacia la entrada de la exposición donde se encontraba el cuadro de El Estudio con sus espectadoras. No nos pusimos de acuerdo para ir a buscarlas, de hecho no dijimos ni una sola palabra. Supongo que llevábamos un tiempo, desde que las habíamos visto, en el que ninguno de los tres podíamos dejar de pensar en ellas.

  Cuando llegamos al cuadro estaba totalmente solo. Ni una sola persona mirando el cuadro, y mucho menos aquellas dos mujeres. Marcos, María y yo, al llegar y llegar a tal decepción, respiramos, agachamos la cabeza y nos fuimos lentamente del museo.

  Si las hubiésemos encontrado, realmente confieso que no sé qué podríamos haber hecho. Ni cuál habría sido nuestra reacción al encontrar nuestro objetivo.
      

¿Llegar tarde es casualidad?

Llegar tarde, es algo tan normal para unos y tan desquiciante para otros. A unos no les importa que otro llegue tarde y a otros les pone de los nervios, sobre todo cuando esto se repite constantemente. Conozco a gente que llega siempre unos 15 minutos tarde. Pero creo que ni incluso cuando se esfuerzan por llegar a tiempo lo consiguen. Y es que el llegar tarde no es propio del mundo que nos rodea, ni es consecuencia de imprevistos personales, llegar tarde es única responsabilidad y causa de la forma en que cada persona se administra el tiempo.

Yo me creo que me puedo considerar una persona que se administra el tiempo bastante bien. Sé exactamente lo que tardo en hacer las cosas. Desde que me levanto hasta que salgo de casa para coger el autobús a las 8:15, tardo media hora, pero algunos compañeros me cuentan algunas mañanas que se han levantado a las ocho y yo les digo que cómo lo hacen para hacer todas las cosas en tan poco tiempo.

Es obvio que a cualquiera de nosotros se le pueden pegar las sabanas, tener sólo agua fría, que no te funcione Internet, que no te funcione el ascensor, que haya que pasar por la gasolinera porque no tiene suficiente combustible el coche o que no encuentres sitio para aparcar. Cualquiera de estos improvistos los puede tener cualquiera, pero para algunos se hacen habituales, y es que estas personas son unas irresponsables del tiempo.

Nunca estuve aquí

¡Ah! Que dolor de cabeza. No debí salir ayer. Pero…, donde…, donde estoy. Que es este lugar. Probaré a caminar un poco a ver si encuentro a alguien. Todo esto es muy extraño; no hay señales, coches o casas. Gritaré:
-¡Hola! ¡Hay alguien ahí! ¡Sea quien sea!
Nada. Seguiré caminando, tal vez, así encuentre algo más adelante.
Pero como llegué aquí. Recuerdo que había salido anoche con Carlos y Ed para celebrar mi cumpleaños. Bebimos un poco, aunque no tanto para no recordar como llegué aquí. ¡Sí!, después nos separamos… ¡Nada!, no recuerdo que pasó. Me debí desmayar. Claro, Carlos y Ed me siguieron y me han gastado una broma.
-¡Carlos! ¡Ed! ¡Vamos, salir de donde quiera que estéis! ¡Ya se que es una broma! ¡Muy buena! ¿¡Cómo habéis encontrado este lugar!? ¡De verdad que os habéis superado, pero ahora salir!
Carlos, Ed. Vamos chicos salir. ¿Dónde estáis?
-¡Esto no tiene gracia! ¡Salir!
Pero que es todo esto. No tiene gracia.
-¿¡¡Dónde estoy!!? ¡Miarda!
Como duele. Que hace un agujero aquí. No tiene nada de gracia. Cuando encuentre a Carlos y a Ed se van a enterar.
Dijeron que me devolverían la broma, pero esto es más fuerte de lo que yo les hice. Y además el día de mi cumpleaños.
Tengo que salir de esta carretera. Tal vez por entre esos árboles. Saltaré la protección y bajaré a ver si encuentro algo.
-La pendiente es grande.
Que hago. Me podría hacer daño. Seguiré caminando y así puede que encuentre a alguien.
Tampoco está tan mal el camino. Me recuerda cuando era un crío y solía ir con mis amigos de acampada al río.
Cuando les encuentre no se que voy a hacerles; seguro que nada bonito. Podría utilizar la broma que me han gastado ellos para yo gastarles una a ellos. Claro, podría fingir que me a sucedido algo malo. Oh, ya se, podría fingir que he perdido la memoria y que no se quienes son ellos. Si, haré eso.
De momento tengo que salir de aquí, pero parece este camino no lo transita nadie. ¿Cuánto llevaré caminando? Lo miraré en el reloj.
-No funciona.
Anoche funcionaba. Debe de haberse quedado sin pilas. Por la posición del sol y la claridad del día se debe de estar haciendo de noche.
Una broma no debería de durar tanto tiempo. Esta se la devuelvo.
¡Una casa! ¡Una casa! Tendrán teléfono y podré llamar a alguien para que me saque de aquí.
¿Pero por qué corro? La casa no se va a mover. Caminaré y así no me cansaré cuando llegue a la casa.
Me pregunto que hará esta casa en medio de la nada. Debe haber algún pueblo cerca.
Esta casa me recuerda alguna que ya había visto antes, aunque no consigo recordar cual. Supongo que no será nada.
Lama a la puerta. Nada. El timbre idiota. No contestan. Debe de ser una casa de veraneo. Tal vez tengan un teléfono servible que pueda utilizar, pero para eso tengo que forzar la cerradura. Si consigo forzar la cerradura lo sabré.
-Soy un mago.
Que amplia es esta casa por dentro. Y esa lámpara se parece mucho a la lámpara con la que solía jugar en casa de mi abuela cuando era pequeño. Pero la de mi abuela tenía inscrito en la base mis iniciales.
-No puede ser. T.C.
Que es lo que ocurre.
Ya se por que me suena esta casa. ¡Es la casa de mi abuela pero no lo es! ¿¡Que me ocurre!? ¿¡Dónde estoy!? Tengo que salir de esta casa.
El bosque. Iré al bosque. Tengo que salir de este camino.
Como puede ser. La casa de mi abuela la derribaron cuando ella murió. Alguien debe de haberla reconstruido igual, con los mismos objetos de la casa; la lámpara, con mis iniciales; los muebles, esos muebles tan antiguos que tenía…
Me volveré loco si sigo pensando en ello, tengo que irme, tengo que irme, tengo que irme, tengo que irme…
Los árboles ya los veo si llego a ellos estaré salvado. Tengo que parar estoy exhausto y ya estoy lo suficientemente lejos.
Creo que esto no s una broma de mis amigo, la casa, la lámpara, creo que si me hubiera quedado más tiempo hubiera salido mi abuela con una jarra de limonada de la cocina y me hubiera ofrecido un vaso. Debo de estar soñando.
Que es eso, que es ese murmuro. Cuanto más me acerco más se intensifica. Suena como un enorme avispero en plena ebullición.
-Espera. Parece un río. Sí, es un río.
Pero como puede ser. Si es el río en el que acampaba con mis amigos.
Ahí están las piedras quemadas que utilizábamos para encender la hoguera y ahí está el tronco cortado en el que nos sentábamos y contábamos historias de terror yen ese claro es donde instalábamos las tiendas.
Debo de estar en una pesadilla. Cerraré los ojos y todo habrá acabado.
-Ahora abre lentamente los ojos y todo habrá pasado.
Veo algo… sigo aquí y es real o un mal sueño muy real. Tengo que volver al camino. Cada vez que he salido de él me a pasado algo sacado de de una novela de Stephen King. Me gustaría ver a Stephen King en mi situación y ver como se las apañaba.
Ya se a echo de noche y no se como voy a arreglármelas para dormir. Pero y si me duermo y alguien pasa y no me ve. ¡Nadie va a pasar!
Ahora estoy muy cansado y tengo mucho sueño. Creo que será mejor que duerma un poco y mañana ya me las arreglaré para…
-Despierta. T.C., despierta. Vamos, despierta.
Ed!, cuanto me alegro de verte, tú también te has perdido.
-¡Despierta! de que hablas. Estamos llegando a tu casa. T.C. estamos en el coche de Carlos. Te quedaste dormido de todo lo que bebiste.
-¡No! ¡No! Estoy en la carretera y esto es un sueño.
-Pues claro, chaval. En la carretera que te lleva a tu casa. Ed, parece que T.C. ha bebido más de la cuenta.
Por qué no miras por la ventana.
-¡Para! ¡Para!
-Ya paro, ya paro.
-¿Y esa casa? Es la de la carretera.
-¿Qué carretera?
-Esa casa lleva ahí desde antes de que viviéramos nosotros.
-No, todo a sido un sueño. Yo nunca estuve aquí. Yo no estoy aquí.

sábado, 6 de junio de 2009

La llegada de los lunes

Después de pasar un corto fin de semana pero intenso, de descansar, levantarte a la hora que tú quieras, salir a dar una vuelta por la tarde con los amigos, y por la noche a disfrutar de la fiesta después de haberte divertido y de pensar que solo te tienes que relajar, suena el despertador un lunes a las ocho menos cuarto con una música marchosa de fondo para levantarte con mas ánimo y con el día marchoso aunque sea temprano.
Pones los pies sobre el suelo y piensas o no lunes vaya mierda, te restriegas los ojos fuertemente del sueño que tienes y te toca prepararte para dirigirte hacia el instituto.
Bajas dormida y al llegar a tú clase ves la cara de cansancio de todos tus compañeros y tu te sientas en la silla toda destrozada como si hubieras acabado de correr una maratón. Suena el timbre, llega la primera hora de clase, todos resoplamos, llega el profesor que nos toca y empieza a soltar su discurso mientras nosotros miramos hacia el techo pensando en otras cosas, pensando en lo a gusto que estarías en la cama o de lo bien que te lo has pasado el sábado y el domingo u otros se quedan mirando tan fijamente a la pared que se echan algunas cabezaditas.
Vuelve a sonar el timbre por fin a terminado la clase pero aun así te quedan otras 5 horas y piensas malditos lunes ¿por qué existirían?
Ya ha llegado las tres menos cuarto menos mal y pienso ya queda un día menos para que llegue el fin de semana.

viernes, 5 de junio de 2009

NUNCA ESTUVE ALLÍ

Era un lugar maravilloso con sus playas, montañas ..., os hablo de Tenerife. Una isla situada en el mar atlántico en las islas Canarias al norte de África.
Según cuentan a esta islas siempre le ha rodeado un misterio que todo el que va no le encuentra explicacion. Desde el periodo Neolítico, se conocen piezas de artesanía, desde pieles, madera, utensilios de cocina... .
Tenerife es la mayo isla de las Canarias, en altura y en extensión. En ella se puede disfrutar de las playas y al mismo tiempo ver la nieve en sus montañas.
Dicen que su flora se remonta a varios millones de años y su fauna a ciento de especies. La planta que destaca dicen que es un árbol pero en realidad es un arbusto.Cuentan que su carnaval es de interés turístico y mientras dura tiene espíritu burlón que llena Tenerife de colorido y alegría. En tenerife se encuentra un valle grandisimo en el cual se encuentran los plátanos.
Yo nunca estuve allí y por eso cuento un poco de Tenerife para imaginar lo precioso que tiene que ser todo aquello.




¡¡ Como me gustaría ir a Canarias !!

lunes, 1 de junio de 2009

Los lunes,
para le estudiante o el currante
son como una maldita maldición.

Te levantas y no quieres,
te duchas y regulas el agua;
más fría más caliente.
Te secas. Te vistes.

Desayunas de mala manera,
pues te falta tiempo
porque te has quedado dormido
debido a que anoche te acostaste tarde.

Todo la haces mal,
todo lo haces con prisa.

Los fines de semana son demasiado cortos. Se tendrían que alargar a cuatro días siendo la semana de siete. Pero si se hace esto, entonces se odiarían los miércoles…

El don de la ignorancia


El don de la ignorancia puede ser en algunas ocasiones muy útil y beneficioso. Creo que el no saber cosas te puede salvar de muchas situaciones. Además la gente que es más ignorante puede llegar a ser más feliz -en algunas cosas- que otros que son menos ignorantes; pues las personas que tienen muchos conocimientos tenderán a reflexionar sobre las cosas y esas cosas no les gustaran, o no llegaran a una conclusión, y se torturaran y preocuparan con ello.
También el no saber algunas cosas (cosas malas) que te suceden es bueno para ti, aunque a ti te gustaría saberlas, pero como no sabes que pasa eres feliz en tu ignorancia. Sería como una especie de ojos que no ven corazón que no siente.
Pero esto solo es mi opinión.