Los pies de la memoria (real o inventada)

A, 17 de abril: La Tierra antes de la existencia del ser humano.
B, 24 de abril: La Tierra después del ser humano.
A, 1 de mayo: Rosas de piedra.
B, 8 de mayo: El don de la ignorancia.
A, 15 de mayo: Perdidos en un cuento.
B, 22 de mayo: Los lunes.
A, 29 de mayo: Llegas tarde a tu tiempo.
B, 5 de junio: Nunca estuve aquí.

jueves, 19 de febrero de 2009

Diario de un político recién guillotinado

Fue un día gris cuando se produjo el suceso. Se había producido un golpe de estado y llevaban a todos los dirigentes del antiguo gobierno a la plaza para ejecutarlos ahí mismo. La gente estaba ocupando toda la plaza expectante de que se produjera aquello por lo que haban ido a ver. A ellos no les importaba a quién iban a ejecutar, un amigo, el vecino, un pariente lejano, al rey de Inglaterra, solo querían estar en primera línea para verlo y a si compensar algo de sus miserables vidas. La gente que estaba ahí era de las clases más bajas y pobres. Tenían la ropa sucia y algunos iban descalzos, lo cual no era bueno para sus pies pues las calles estaban destrozadas. Y yo estaba perdido en la muchedumbre, perdido y solo. De repente se apagaron todas las voces, el silencio dió paso a un rumor de voces que acabó convirtiéndose en una explosión de voces que gritaban, ¡muerte! Según se acercaba el prisionero la gente se apartaba y le escupía o insultaba, algunos incluso ambas cosas. Cuando estaba llegando al primer escalón del cadalso un hombre se abrió paso de entre la multitud y le propinó un tremendo golpe que, del cual, se le cayó una pequeña libreta de un bolsillo. Fui rápidamente a cogerla para devolvérsela pero ya había subido al cadalso y le habían colocado en posición. De este modo me decidí por abrir la libreta aunque, como no sabía leer, no entendía nada de lo que ponía. En ese momento sentí algo húmedo en la cara. Me toqué la cara y me miré las manos, que tenía manchadas de sangre. Miré a mi alrededor y vi la cara de una persona que me miraba desde el suelo. Se trataba del hombre de la libreta. Aquel día la guillotina había cumplido su función.Cuando me hice mayor y me instruí debido a que un buen hombre con dinero se hizo cargo de mí tuve la oportunidad de leer la libreta y así entender mejor la situación de aquellos tiempos.Descubrí que el hombre que murió aquel día era un político jacobino llamado Robespierre y aquella libreta era el diario que había empezado a escribir desde que subió al poder.
-Aquí concluye la lectura de hoy –dijo el bibliotecario a la vez que cerraba el libro. –Mañana más.

1 comentario:

José A. Sáinz dijo...

Tiene cierta gracia que crees ese marco estructural del presunto bibliotecario. Faltas: y a si, dió, *que, del cual.