Los pies de la memoria (real o inventada)

A, 17 de abril: La Tierra antes de la existencia del ser humano.
B, 24 de abril: La Tierra después del ser humano.
A, 1 de mayo: Rosas de piedra.
B, 8 de mayo: El don de la ignorancia.
A, 15 de mayo: Perdidos en un cuento.
B, 22 de mayo: Los lunes.
A, 29 de mayo: Llegas tarde a tu tiempo.
B, 5 de junio: Nunca estuve aquí.

miércoles, 15 de octubre de 2008

 En el instituto me convertí en un ser humano normal y corriente. Esa fue la segunda etapa de mi vida: convertirme en un ser humano como cualquier otro. Abandoné mis peculiaridades y me convertí en un chico como los demás.
 Bueno, o por lo menos eso pensaban ellos. Nunca dejé que averiguaran mi secreto más guardado durante los tres años de mi vida. Pero me gustaba ponerles la miel en los labios y sentirme el centro del universo. Por eso lo hacía, por eso les decía q yo no era como los demás, sino q tenía algo oculto, algo que ninguno de ellos podría sospechar; luego, naturalmente no se lo decía. Y aunque lo hiciese, no lo iban a creer. Tenía un don, si, y me divertía exprimiéndole. Mi don era que podía saber los pensamientos de los demás. Ya sé que parece poco creíble, en realidad si me hubiesen dicho hace tres años que me pasaría esto, no me lo habría creído.
 Era el año 2005, yo tenía doce años. Tenía muchos amigos y era el rey del patio del colegio. Todos me tenían envidia aún siendo el más bajito de toda la clase, era el líder. Una tarde, al despertarme de la siesta como todos los días a las seis de la tarde, noté un fuerte escalofrío que me recorrió la espalda y parte de los hombros. Yo era muy pequeño, pero aún recuerdo esa extraña sensación. Me asusté pero no di suficiente importancia a lo sucedido. Tras varias casualidades me di cuenta de que si me concentraba podría conocer lo que pensaba la gente de mi alrededor. Amenazaba a mi madre usando mi extraño don para no ir al colegio
 Ahora he vuelto porque aún soy menor y no puedo ganarme un sueldo con mis poderes, y porque en casa me aburro. Voy a clase para reírme de mis compañeros. No necesito saber sumar ni dividir para vivir. Si sigo siendo como soy ya tendré la vida resuelta.

1 comentario:

José A. Sáinz dijo...

Pocas faltas: q (no vale en un texto serio), si. Aunque sí, increíble e interesante motivo, aunque pudiera estar resuelto con más extensión y con mejora del desenlace.